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Oda:

 “Oda a la papa”

“Nuevas Odas Elementales”, 1955. Pablo Neruda

PAPA,
te llamas
papa
y no patata,
no naciste castellana:
eres oscura
como
nuestra piel,
somos americanos,
papa,
somos indios.

Profunda
y suave eres,
pulpa pura, purísima
rosa blanca
enterrada,
floreces
allá adentro
en la tierra,
en tu lluviosa
tierra
originaria,
en las islas mojadas
de Chile tempestuoso,
en Chiloé marino,
en medio de la esmeralda que abre
su luz verde
sobre el austral océano.

Papa,
materia
dulce,
almendra
de la tierra,
la madre
allí
no tuvo
metal muerto,
allí en la oscura
suavidad de las islas
no dispuso
el cobre y sus volcanes
sumergidos,
ni la crueldad azul
del manganeso,
sino que son su mano,
como en un nido
en la humedad más suave,
colocó tus redomas,
y cuando
el trueno
de la guerra
negra,
España
inquisidora,
negra como águila de sepultura,
buscó el oro salvaje
en la matriz
quemante de la araucanía,
sus uñas
codiciosas
fueron exterminadas,
sus capitanes
muertos,
pero cuando a las piedras de Castilla
regresaron
los pobres capitanes derrotados
levantaron en las manos sangrientas
no una copa de oro,
sino la papa
de Chiloé marino.

Honrada eres
como
una mano
que trabaja en la tierra,
familiar
eres
como
una gallina,
compacta como un queso
que la tierra elabora
en sus ubres
nutricias,
enemiga del hambre,
en todas las naciones
se enterró su bandera
vencedora
y pronto allí,
en el frío o en la costa
quemada,
apareció
tu flor
anónima
enunciando la espesa
y suave
natalidad de tus raíces.

Universal delicia,
no esperabas
mi canto,
porque eres sorda
y ciega
y enterrada.
Apenas
si hablas en el infierno
del aceite
o cantas
en las freidoras
de los puertos,
cerca de las guitarras,
silenciosa,
harina de la noche
subterránea,
tesoro interminable
de los pueblos.

 

HIMNO 

Himno Nacional Argentino:

Letra: Vicente López y Planes - Música: Blas Parera. Mayo de 1813

Oíd ¡mortales! el grito sagrado:
¡Libertad, Libertad, Libertad!
Oíd el ruido de rotas cadenas:
ved en trono a la noble Igualdad.

Se levanta la faz de la tierra
una nueva y gloriosa Nación
:
coronada su sien de laureles
y a sus plantas rendido un León

CORO:

Sean eternos los laureles
que supimos conseguir.
Coronados de gloria vivamos
o juremos con gloria morir.

De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar;
la grandeza se anida en sus pechos,
a su marcha todo hace temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas
y en sus huesos revive el ardor,
lo que ve renovando a sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor.

CORO: Sean eternos los laureles…

Pero sierras y muros se sienten
retumbar con horrible fragor:
todo el País se conturba por gritos
de venganza, de guerra y furor.
En los fieros tiranos la envidia
escupió su pestífera hiel,
su estandarte sangriento levantan
provocando a la lid más cruel.

CORO: Sean eternos los laureles…

¡No lo veis sobre Méjico y Quito
arrojarse con saña tenaz,
 y cuál lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y la Paz!
¡No lo veis sobre el triste Caracas
luto y llantos y muerte esparcir!
¡No lo veis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir!

CORO: Sean eternos los laureles…

A vosotros se atreve ¡argentinos!
el orgullo del vil invasor,
vuestros campos ya pisa contando
tantas glorias hollar vencedor.                                  Mas los bravos que unidos juraron                               su feliz libertadsostener,                                                a estos tigres sedientos de sangre,                  fuertes pechos sabrán oponer.

CORO: Sean eternos los laureles…

El valiente argentino a las armas
corre ardiendo con brío y valor,
el clarín de la guerra cual trueno
en los campos del Sud
resonó,
Buenos Aires se pone a la frente
de los pueblos de la ínclita Unión,
y con brazos robustos desgarran
al ibérico altivo León.

CORO: Sean eternos los laureles…

San José, San Lorenzo, Suipacha,
ambas Piedras, Salta y Tucumán,
La Colonia y las mismas murallas
del tirano en la Banda Oriental;
son letreros eternos que dicen:
aquí el brazo argentino triunfó
aquí el fiero opresor de la Patria
su cerviz orgullosa dobló.

CORO: Sean eternos los laureles…

La victoria al guerrero argentino
con sus alas brillantes cubrió
y azorado a su vista el tirano,
con infamia a la fuga se dio;
sus banderas, sus armas se rinden
por trofeos a la Libertad,
y sobre alas de gloria alza el pueblo
trono digno a su gran majestad.

CORO: Sean eternos los laureles…

Desde un polo hasta el otro resuena
de la fama el sonoro clarín,
y de América el nombre enseñando,
les repite: ¡Mortales! Oíd:

¡Ya su trono dignísimo abrieron
las provincias unidas del Sud!
los libres del mundo responden:
¡Al Gran Pueblo Argentino Salud!

 

 Epitafios:

 

"Aquí yace el poeta Vicente Huidobro”.

Abrid la tumba

Al fondo de esta tumba se ve el mar".

(1893 - 1948).

"Aquí yace Molière el rey de los actores.
En estos momentos hace de muerto
y de verdad que lo hace bien".

 

"Volveré y seré millones".

Epitafio en la tumba de Evita Perón.

 

"Jorge Luis Borges"

"And ne forhtedon na".  1899/1986"

 (Debajo de la inscripción hay a un grabado circular con siete figuras humanas y una pequeña cruz de Gales). La inscripción "And ne forhtedon na", formulada en inglés antiguo, ha sido traducida  como "Las puertas del cielo se abrieron hacia él.

 

 Soneto:

 "Vana rosa"

Luis de Góngora y Argote (1561 – 1627).

 

Ayer naciste, y morirás mañana.

Para tan breve ser, ¿Quién te dio vida?

¿Para vivir tan poco estás lucida,

y para no ser nada estás lozana?.

 

Si te engañó tu hermosura vana,

bien presto la verás desvanecida,

porque en esa  hermosura está escondida

la ocasión de morir muerte temprana.

 

Cuando te corte la robusta mano,

ley de la agricultura permitida,

grosero aliento acabará tu suerte.

 

No salgas, que te aguarda algún tirano;

dilata tu nacer para tu vida,

que anticipas tu ser para tu muerte.

 

 Coplas:

Desde abajo me'i venido
pasando por las salinas;
vengo derramando coplas
como máiz pa' las gallinas.

¡Ya se ha muerto el carnaval!
Ya lo llevan a enterrar.
Echenlé poquita tierra;
¡Que se vuelva a levantar!

Juan Orozco

Yo me llamo Juan Orozco.
Mientras como, no conozco;
cuando acabo de comer
recién entro a conocer.

Mientras menos bocas
más nos toca.
De lo que comí y bebí
de eso vi;
de lo que dejé,
no sé.

Al que se muere lo entierran,
con tierra queda tapado,
olvida lo que ha tenido
y lo que ha pedido fiado.

(De este personaje llamado Juan Orozco se cuentan varias historias en las que se dice que aplicaba los consejos que le dejara su padre como herencia).

Canción:

De alguna manera

Luis Eduardo Aute.

(Autor, poeta y cantante español actual)

 

De alguna manera

tendré que olvidarte,

por mucho que quiera

no es fácil, ya sabes,

me faltan las fuerzas

ha sido muy tarde.

 

Y nada más,

y nada más,

apenas nada más.

 

Las noches te acercan

y enredas el aire,

mis labios se secan

e intento besarte;

que fría es la cera

de un beso de nadie

 

 

Y nada más,

y nada más,

apenas nada más.

 

Las horas de piedra

parecen cansarse,

el tiempo se peina

con gesto de amante.

De alguna manera

tendré que olvidarte.

 

Y nada más,

Y nada más,

Apenas nada más.

 

Letrilla

 

Letrilla Satírica

Francisco Quevedo (1580 – 1645)

 

 [ IV ]

Pues amarga la verdad,
quiero echarla de la boca;
y si al alma su hiel toca,
esconderla es necedad.
Sépase, pues libertad
ha engendrado en mí pereza
la pobreza.

¿Quién hace al ciego galán
y prudente al sin consejo?
¿Quién al avariento viejo
le sirve de río Jordán?
¿Quién hace de piedras pan,
sin ser el Dios verdadero?
El dinero.

¿Quién con su fiereza espanta,
el cetro y corona al rey?
¿Quién careciendo de ley
merece nombre de santa?
¿ Quién con la humildad levanta
a los cielos la cabeza?
La pobreza.

¿Quién los jueces con pasión,
sin ser ungüento, hace humanos,
pues untándolos las manos
los ablanda el corazón?
¿Quién gasta su opilación
con oro, y no con acero.
El dinero.

¿Quién procura que se aleje
del suelo la gloria vana?
¿Quién siendo tan cristiana,
tiene la cara de hereje?
¿Quién hace que al hombre aqueje
el desprecio y la tristeza?
La pobreza.

¿Quién la montaña derriba
al valle, la hermosa al feo?
¿Quién podrá cuanto el deseo,
aunque imposible, conciba?
¿Y quién lo de abajo arriba
vuelve en el mundo ligero?
El dinero.

 

 

 FIN

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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